lunes, 20 de septiembre de 2010

PROYECTO GRAN SIMIO PIDE A LA FAO DE NACIONES UNIDAS QUE LOS MONOCULTIVOS DE ÁRBOLES NO SEAN CONSIDERADOS MASA FORESTAL MUNDIAL.

21 de Septiembre. Declaración del Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles

Proyecto Gran Simio apoya a los pueblos que se encuentran en resistencia contra los monocultivos de árboles, verdaderos desiertos verdes.

Proyecto Gran Simio, en el Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles (21 de septiembre), denuncia los graves impactos resultantes de plantaciones a gran escala de eucaliptos, pinos, palma aceitera y otras especies y haciendo llegar su apoyo a los pueblos impactados por ellas.

Esta organización denuncia que los territorios de numerosos pueblos de África, Asia y América Latina, están siendo invadidos y apropiados por grandes empresas –nacionales y extranjeras- para destinarlos a la plantación de monocultivos de árboles a gran escala, con el objetivo de producir materia prima abundante y barata para varias industrias (celulosa, madera, energía, caucho, biocombustibles), así como para servir como “sumideros” negociables en el mercado de carbono.

Al igual que en toda invasión, de la misma, según Gran Simio, no solo participan los actores más visibles (empresas y Estado en este caso), sino que hay una serie de cómplices –visibles e invisibles- que la hacen posible. En el caso de la invasión plantadora, cabe mencionar el rol fundamental que cumplen algunos organismos bilaterales de “cooperación”, empresas consultoras, organismos y procesos de Naciones Unidas (encabezados por la FAO), instituciones financieras privadas y multilaterales, por mencionar a los principales. El maquillaje posterior del desastre social y ambiental queda luego a cargo de esquemas de certificación como PEFC, FSC, RSPO y otros.

La invasión y apropiación del territorio para los monocultivos, supone la reducción drástica de tierras disponibles para la producción de alimentos, así como la desaparición de una serie de recursos hasta entonces obtenidos de los bosques y otros ecosistemas nativos (frutos, fibras, maderas, medicinas, carne, miel, hongos, etc.). También según denuncia esta organización, ocasiona la expulsión de campesinos e indígenas de sus territorios y el asesinato de sus líderes, implantando el terror y el miedo.

A la destrucción de los recursos de flora y fauna se suma la degradación y/o la desaparición de los recursos hídricos locales, como resultado de la acción combinada del uso masivo de agrotóxicos, del consumo excesivo de agua por parte de los monocultivos, de obras de drenaje y de procesos de erosión del suelo. En poco tiempo las comunidades locales son despojadas de todos los recursos de los que hasta entonces disponían y su territorio pasa a ser ocupado por miles y miles de árboles de una sola especie que solo resultan de utilidad para la empresa que los plantó. La comunidad queda en situación de dependencia con respecto al poder económico y político de la empresa.

Si bien la oposición silenciosa siempre está presente, cada vez que las condiciones lo hacen posible surgen procesos abiertos de resistencia contra las plantaciones, lo cual normalmente resulta en enfrentamientos con la empresa y con el aparato represivo del estado. Dependiendo de muchos factores, tanto internos como externos, el resultado puede ser el éxito o la derrota, pero en ambos casos las comunidades pagan un precio muy elevado: hostigamiento, palizas, violaciones, encarcelamiento y asesinatos.

“Pedimos a la Comunidad Internacional que intervenga de forma inmediata en estos crímenes contra la humanidad, donde los monocultivos están siendo disfrazados por la FAO como masa forestal cuando son campos de silencio que han matado todo ser vivo y donde se están certificando con sellos como el FSC a empresas que violan los derechos humanos. La ONU no puede quedarse con los brazos caídos mientras que vergonzosamente celebra el año internacional de la biodiversidad y por otro lado permite la destrucción de los ecosistemas y el asesinato de los verdaderos guardianes de los bosques, ha declarado Pedro Pozas Terrados, Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio (GAP/PGS- España).

Pozas hace un llamamiento a redoblar esfuerzos por apoyar la lucha de quienes hoy resisten contra la invasión de sus territorios por parte de empresas monocultivo, al mismo tiempo que exige a las agencias bilaterales y multilaterales financieras que desistan de promover un modelo como éste que ya ha demostrado en infinitas ocasiones, ser social y ambientalmente desastroso.






1 comentario:

Anónimo dijo...

De acuerdo. Las florestas nativas son hermosas y fantásticas en su diversidad, de ellas depende la supervivencia del planeta. Hay que potenciar la regeneración natural que en ellas es tan fluída como el agua de un gran río. Infelizmente no son los gestores de bosques sino los gestores de dinero quienes promueven las plantaciones forestales, siempre atentos a las maniobras financieras que otros gestores promueven a corto y medio plazo. En la corrupción, insostenible, de gestores y consultores reside el drama de las florestas nativas, que sucumben por la ambición de los que promueven florestas artificiales para beneficiar a sus clientes.