¿Qué seres vivos no humanos tienen más afinidad con nosotros? Cuando vemos un chimpancé…¿Qué sentimos?. Cuando vemos su comportamiento casi humano, sus abrazos, sus besos, su cariño hacia sus bebes..¿qué pensamos?. Si en lugar de un chimpancé, es un delfín….una ballena…¿qué se mueve en nuestro interior? Un delfín que asoma la cabeza tímidamente en un acuario o los vemos tras el cristal, con su elegancia y su permanente expresión simpática…¿qué nos llama la atención? ¿Porque los grandes simios y los cetáceos en especial los delfines, son los animales no humanos que más nos atraen? ¿Qué atención nos despierta? ¿Qué nos une a ellos? ¿Qué conocemos del mundo marino? ¿Porqué nos atrae el mar?.
Cientos de preguntas podrían plantearse ante este enigma digno de ser resuelto por los humanos. Estamos acostumbrados a ser sólo “sujetos” en un mundo lleno de “objetos”. ¿Es un bonobo o un gorila un objeto? ¿ Y un delfín?. Los grandes simios (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) han tenido la oportunidad de haber tenido investigadores que han profundizado su vida, descubierto hábitos parecidos a los nuestros, culturas únicas, uso de herramientas. Por ello los conocemos mejor, sabemos que son nuestros compañeros evolutivos y existe un movimiento internacional que lucha por sus derechos, para que no sean “objetos”, sino “sujetos”, seres vivos que deben ser respetados, homínidos como nosotros. Pero de los delfines, de los cetáceos sabemos muy poco porque el medio en donde habitan no es el ideal para un estudio permanente de años y sus desplazamientos constantes y de largas distancias, hace que sea difícil su estudio. Pero aún así, las voces de algunos científicos han sido claras y concisas y el Proyecto Gran Simio, no pudo cerrar sus ojos y de sus entrañas, nació Proyecto Cetáceo Libre, una iniciativa en defensa de todos los cetáceos, los grandes simios del océano y sobre todo la lucha por el cierre de todos los delfinarios y orcarios, circos acuáticos que no tienen ningún sentido su existencia y como veremos, es un agujero de tortura hacia unos animales de los cuales se han descubierto sorprendentes capacidades cognitivas que muchas veces, como ocurría con los grandes simios, han querido ocultar a la opinión pública.
Científicos como Lori Marino de la Universidad de Emory en Atlanta, Diana Reiss profesora de psicología en el Hunter Collage de la City University de Nueva York y Thomas White, profesor de ética de la Universidad de Maymount Loyola de los Angeles, han pedido a la comunidad que los delfines deberían ser tratados como “personas no humanas”, debido a su gran inteligencia, pudiendo alcanzar como los grandes simios, el nivel de un niño de tres años.
Ante este aval de gran relevancia, los que formamos Proyecto Gran Simio no hemos dudado ni un segundo para ampliar los derechos que se piden a los grandes simios, a los cetáceos.
Los investigadores sostienen que sus estudio demuestran que es moralmente inaceptable mantener estos animales inteligentes (delfines, Orcas o cualquier otro cetáceo) en parque de atracciones, matarlos para comerlos o que estos tengan que morir por accidentes de pesca. Diana Reiss ha dejado claro que son animales “culturales”, lo que significa que nuevos tipos de comportamiento pueden ser rápidamente aprendidos por un delfín de otro. En uno de los estudios, ésta psicóloga demostró que los delfines mulares pueden reconocerse en un espejo y utilizarlo para inspeccionar las diversas partes de su cuerpo. También ha comprobado que tienen capacidad de aprender un lenguaje rudimentario basado en símbolos. También tienen personalidades distintas, un fuerte sentido de sí mismos y pueden pensar en el futuro. De igual forma, otras investigaciones han demostrado que los delfines en cautiverio pueden resolver problemas difíciles, mientras que los delfines que viven en estado silvestre cooperan en formas que implican estructuras sociales complejas y un alto nivel de sofisticación emocional. En un caso reciente, a un delfín rescatado de su hábitat se le enseñó a “caminar sobre la cola” mientras se recuperaba de una lesión durante tres semanas en un delfinario de Australia. Después de ser liberado, los científicos se han sorprendido al ver otros delfines silvestres del mismo grupo “caminando sobre sus colas”. Obviamente lo aprendieron de aquel que fue entrenado mientras estuvo en cautiverio.
Marino y Reiss concluyen que debido a la inteligencia de los delfines, es repugnante el tenerlos en delfinarios y maltratarlos “Sufren física y psicológicamente al confinarlos en parques marinos. Poseen un lenguaje complejo, urden redes sociales y pueden desvincular la sexualidad de la reproducción, incluyendo prácticas homosexuales”.
Un biólogo de la Universidad de Florida, Hendrik Nollens, hermanó a sapiens y cetáceos en un padecimiento común: el virus del papiloma, que en las mujeres puede detonar en un cáncer de cuello uterino.
Horst Hameister, profesor de genética de la Universidad de Ulm (Alemania) ha declarado que: “Los delfines son mamíferos marinos que nadan en el océano y fue sorprendente saber que teníamos mas en común con los delfines que con los mamíferos terrestres”. Encontraron que 13 de los 22 cromosomas de los delfines eran exactamente igual que los cromosomas humanos. Otros estudios aseguran que es probable que los delfines posean una inteligencia que va más allá de nuestra capacidad de medición y es posible que su inteligencia sea mayor y muy diferente a la nuestra.
No cabe duda que los cetáceos, como los grandes simios, son embajadores para el movimiento de bienestar y protección animal, símbolos de lo no humano que se eleva al respeto y a la protección de sus derechos, debiendo romper sin duda la barrera de la especie, ese “sujeto” u “objeto” que mencionaba al principio. Si reconocemos, como la ciencia nos está diciendo que deberíamos hacer, que son seres inteligentes y sensibles, que frecuentemente poseen complejas redes sociales e interacciones, que pueden transmitir conocimiento cultural; debemos considerar también su bienestar psicológico (a corto y largo plazo) de estos individuos (grandes simios y cetáceos), otorgándoles unos derechos que sean reconocidos mundialmente, unos derechos básicos.
DERECHOS BÁSICOS PARA LOS CETÁCEOS
1.- Derecho a la vida. Hay que proteger el hábitat donde habitan, establecer santuarios de protección, no permitir su captura, incluir a todas las especies de cetáceos en el Convenio CITES Apéndice A, sin posibilidad de ningún cupo para caza científica. Prohibir las matanzas que por tradición se producen en Dinamarca o Japón. Prohibición del empleo de medios de pesca agresivos a los delfines. Establecer rutas marinas que no sean agresivas a las poblaciones de cetáceos, especialmente las líneas de ferrys. Limitar el uso del sonar de los submarinos en el momento que se detecte a poblaciones de cetáceos. Aprobar por los gobiernos, leyes de protección máxima. Castigar con severidad a los que ocasionen voluntariamente o con ensañamiento, la muerte de cualquier cetáceo. Limitar y regular de forma efectiva, las observaciones de cetáceos sin que implique agresión a los grupos o daños sonoros o de cualquier otro tipo.
2.- Derecho a la libertad. Ningún cetáceo debe de estar en cautiverio, excepto por causas de rescate al hallarse enfermos o heridos hasta su recuperación. Deben ser cerrados todos los delfinarios y orcarios, por ser centros de tortura, maltrato y circos acuáticos que no tienen sentido alguno excepto el económico y la explotación abusiva. Se procederá a su reingreso en libertad o traslados a santuarios marinos vigilados para su adaptación a la libertad. No se permitirá la apertura de delfinarios o centros de tratamiento terapéutico, ya que los delfines sufren de igual forma que si son entrenados para espectáculos. Declarar áreas marinas de protección especial para los cetáceos.
3. Derecho a no ser torturados ni física ni psicológicamente. Ningún miembro del Orden de los Cetáceos, debe ser utilizado en ningún tipo de experimentación humana, ni para investigaciones de enfermedades, terapias con seres humanos o cualquier otro tipo de utilización que suponga privación de libertad y de movimientos, dolor físico o psicológico. El estrés continuado al que están sometidos tanto en observación agresiva en su propio hábitat por embarcaciones de turismo, como en delfinarios o parques acuáticos de cualquier índole, perjudica de forma directa y traumática a su salud, por lo que debe estar terminantemente prohibido.
Tres derechos básicos que no suponen gasto alguno para la Comunidad humana y si una riqueza en la biodiversidad de nuestro planeta y en la conservación de los hábitat marinos, con grandes beneficios para la humanidad y todos los seres vivos de este planeta.
MALTRATO CONTINUADO EN LOS DELFINARIOS Y ORCARIOS
Los delfinarios del Zoológico de Madrid, Barcelona, Marineland de Tarragona y Selwo Marina en Benaldámena (Málaga); han sido denunciados por el Proyecto Gran Simio, al incumplir la Ley 31/2003 y normativa autonómica, por maltrato animal y contra el bienestar animal. Existe un maltrato continuado en los delfines que son sometidos a constante estrés en estos cautiverios forzados, reciben una alimentación que no es la adecuada a su especie y estan en diminutas piscinas que incumplen el bienestar animal según la biología de la especie como lo específica todas las normativas al respecto.
Los delfines que, en su medio natural, acostumbran a nadar hasta 40 millas al día y bucear a profundidades de más de 500 metros, donde poseen un radio de acción de unos 100 kilómetros cuadrados, se encuentran, en los delfinarios, obligados a nadar en círculos en sus pequeños estanques o simplemente flotando. Una de las recomendaciones del manual editado por el Ministerio del Medio Ambiente, aconseja que los Parques Zoológicos no deberían consentir la utilización de sus animales en espectáculos ni en otras actividades similares que se encuentren claramente alejadas de las tareas educativas. ¿Porqué se está incumpliendo esta recomendación científica?. ¿Por qué ninguna Comunidad cierra los delfinarios o simplemente no contestan a las denuncias impuestas por el proyecto Gran Simio?. Solo la Comunidad de Madrid mando una escueta carta en la que expresaba que ante una inspección realizada al delfinario de Madrid, no se había observado ninguna anomalía de las denunciadas por Gran Simio. ¿En base a que informe técnico y científico han tenido la osadía de responder ante una denuncia formal por malos tratos?. Las administraciones deben de tener técnicos comprometidos con el medio, que supriman las barbaridades que se siguen cometiendo en un siglo XXI, la era del hombre sapiens elevado al umbral de la intolerancia.
Además los delfinarios incumplen el artículo 4 de la Ley de zoológicos vulnerando el plan de nutrición adecuado para los animales, recogido en su último apartado. Para conseguir que los delfines y orcas lleven a cabo estos trucos circenses, el entrenador debe conseguir un control total sobre ellos. Una vez que los delfínidos hambrientos se han rendido a comer pescado muerto, antinatural y no adecuado para ellos, se les enseña a que solamente recibirá comida, cuando lleven a cabo el guión deseado (saludar a la audiencia, saltar pasando por aros, etc); forzando de esta forma, a que realicen comportamientos anormales para éstos cetáceos. Este es un maltrato recogido, como infracción muy grave, en el artículo 13 de la mencionada Ley. De igual forma se les mantiene en un constante estrés por la cantidad de sesiones que tienen que realizar, llegando por algunos delfinarios, a continuar con “espectáculos” nocturnos.
Otro elemento más que va contra el bienestar animal y que los delfinarios pueden estar incumpliendo, es el Convenio CITES, al permitir , que animales recogidos en el CITES Anexo II de los que se permite su comercio pero en circunstancias especiales, la captura de los ejemplares se realice sin tener una evaluación científica de las poblaciones que garanticen su supervivencia, una condición imposible de observar con la modalidad de captura por acorralamiento. La mayoría de orcas y delfines que actúan en estos espectáculos proceden de su hábitat natural, del mar, ya que pocas son las crías que sobreviven en cautividad, mostrando con ello que los cetáceos no deben ser encerrados en diminutas cárceles de agua. Se sabe que para capturar una sola orca o delfín se interrumpe a toda la manada. Los barcos persiguen a la manada hasta aguas poco profundas, ahí los empiezan a rodear con sus redes las cuales de pronto cierran y levantan hacia el barco. Los animales no deseados son arrojados de regreso; algunos mueren del shock de la experiencia, a otros les da neumonía, causada por la entrada de agua en sus pulmones y las hembras embarazadas, inmediatamente abortan a sus bebes. Las orcas que sobreviven a esta captura, se desesperan tremendamente viendo como capturan y se llevan a los miembros de su familia. El grupo o “pod” de orcas pueden ir nadando muchos kilómetros siguiendo al barco tratando de salvarlos. Decía Jacques Cousteau: “Es algo repugnante tenerlos prisioneros en los llamados Parques de Atracciones Marinas”.
Otra circunstancia más. No sólo no se enseña nada a los visitantes sobre la biología o las características de estos mamíferos marinos, sino que se les priva de vivir en un entorno similar a su hábitat y de comportarse como lo harían en libertad, algo que puede llegar a crearles un fuerte estrés y frecuente mortandad. Varios estudios científicos ya han demostrado que los grandes mamíferos marinos como las ballenas o los delfines sufren las consecuencias de vivir alejados de su entorno natural, imposible de reproducir en un tanque de agua. Estas carencias físicas y psicológicas se reflejan en una menor esperanza de vida, problemas reproductivos e incluso agresividad. Asimismo, el contacto constante con los químicos del agua y la exposición excesiva a los rayos solares les genera lesiones cutáneas.
Los delfinarios tienen que ser cerrados de forma inmediata y realizar los esfuerzos necesarios para los que se encuentren en condiciones sean liberados tras un periodo de adaptación y los que no, al menos puedan disfrutar en semi-libertad, en santuarios marinos construidos en la costa del mar.
La sociedad debe de evitar ver estos espectáculos circenses y no llevar a sus hijos a verlos, que piensen las consecuencias y la vida que llevan estos animales que han sido secuestrados de su hábitat para acabar en esta forma de explotación. Un delfín saltando con unas grandes gafas o simulando aplaudir con las aletas, sólo es una mera explotación comercial y un maltrato continuado a una especie en peligro de extinción y no debe ser ejemplo de enseñanza a los niños que en el futuro serán los responsables de proteger la biodiversidad de nuestro planeta.
ACCIDENTES MORTALES EN LOS ORCARIOS
El pasado 24 de diciembre, un entrenador del Orca Ocean de Loro Parque, falleció al ser golpeado por una orca de las cuatro que cuenta este recinto zoológico. Dos años antes, otra de las orcas en otro incidente ocasionó heridas de consideración a una de las cuidadoras. Por otro lado, dos meses después, últimos de febrero del presente año , una entrenadora muere en el Centro Marino Sea World en Orlando (EE.UU.) por la muerte de otra orca que ya con anterioridad había también protagonizado otro incidente. Estos hechos no deberían de haber pasado. El continuo estrés a las que están sometidas diariamente con estrictos sistemas de entrenamiento y espectáculos, hacen que por un lado se vuelvan más agresivas y por el otro encerrar a estos colosos de los mares en piscinas reducidas fuera de su hábitat, sin posibilidad de largos desplazamientos y nadando en constante círculo en un medio ajeno a su biología, hace que algunos comportamientos puedan ser agresivos y se encuentren con graves síntomas de trastornos psicológicos.
Por este motivo Proyecto Cetáceo Libre pidió el cierre de forma definitiva del orcario , ya que no es necesario tener en cautividad y en condiciones precarias a estos colosos de los mares, el más grande de los delfínidos. Sólo existe en Europa dos orcarios, uno en Francia Merineland Antibes con cuatro orcas y otro en España, en Loro parque (Tenerife), con otras cuatro orcas. Debemos comprender que este tipo de espectáculos con orcas, no es educativo, tampoco responde a un proyecto de conservación por lo que es meramente un negocio y un espectáculo degradante, en el que el hombre se erige dominante o domador de un ser más poderoso en fuerza que él, para demostrar la supremacía del ser humano.
DOS BELUGAS EN CAUTIVERIO
El nombre de Beluga deriva del vocablo ruso byelukha, que quiere decir blanco. Son animales muy sociales que al nacer miden 1,5 metros y pesan 80 kilos. Pueden alterar sus expresiones faciales y a diferencia de la mayoría de los cetáceos, pueden girar sus cabezas gracias a que sus vértebras cervicales no están fusionadas. Son e color blanco y se encuentran en aguas árticas. Recorren cientos de millas. En cautiverio, desarrollan comportamientos estereotipados como nadar en círculos o en “ocho”. Se estresan fácilmente debido a la falta de motivaciones del entorno y las paredes de hormigón que devuelven sus ondas sonoras. De esta forma lo denuncia Alvaro García, Veterinario y Doctor en Biología y miembro de Gran Simio y Proyecto Cetáceo Libre.
A pesar de que hace algunos años se ha prohibido la captura de belugas (en Canadá), entre 1960 y 1990, un total de 64 belugas fueron capturadas en aguas canadienses para entretenimiento. En 1998, la mitad ya habían fallecido. Sin embargo, los parques marinos no tienen restricciones a la hora de importar animales de otros países (The Captive Animals Protection Society).
En la madrugada del 4 de julio del 2003 llegaron al Oceanográfico de Valencia dos ejemplares de Belugas (Delphinapterus leucas):
• un macho de unos 16 años, 4 metros de longitud y 817 kilos de peso
• una hembra de 8 años, 3’43 metros y 491 kilos
Procedían del “Mar del Plata Aquarium” de Argentina, a donde llegó el macho el 8 de junio de 1998, procedente de Moscú, Rusia, donde se encontraba desde algunos años en un Centro de Investigación. La hembra llegó a finales de 1.999.
El acuario del “Artico” es el lugar donde se exhiben en el Oceanográfico, una cúpula cerrada a la que no llega el sol y con un ruido ensordecedor cuando entran grupos de personas, que además atacan con los flash de sus cámaras de fotos, oyéndose en ocasiones por encima de todo ese jaleo los sonidos procedentes de los belugas.
¿Con que fin los mantienen en un espacio tan reducido? Es una verdadera tortura y desde aquí pido su liberación inmediata, que sean trasladados a las aguas del ártico para intentar que no mueran en la bañera donde se encuentran en Valencia. Esto no es ciencia, es un abuso de poder claramente económico, un negocio donde los ciudadanos son engañados y visitan estas instalaciones creyendo que estos animales están allí disfrutando de unas vacaciones permanentes y tranquilas. Opinión que está muy lejos de la realidad.
MASACRE DE DELFINES EN TAIJI
The Cove, un excelente documental, relata cómo cada año son asesinados más de 23.000 delfines en Taiji, Japón, para luego vender su carne. En resumen, esto es lo que sucede entre septiembre y marzo todos los años: los delfines tienen el oído altamente desarrollado, muchísimo más que los seres humanos. Su capacidad auditiva es utilizada por estos asesinos para capturarlos y hacerlos pasar por una pesadilla indescriptible. Emitiendo unas ondas de sonido en el mar, estas personas logran acorralar los delfines, que intentan huir desesperados para salvar sus vidas, y apenas los tienen todos juntos seleccionan algunos para distribuirlos a distintas partes del mundo para todos esos programas de nadar con delfines y para los shows de los parques temáticos.
Cada delfín se vende por unos 150.000 dólares americanos y los que no son seleccionados para ser vendidos vivos, son llevados a "The cove" (la cueva), que es una playa escondida en donde los asesinan con chuzos hasta teñir toda el agua de rojo, el rojo de la muerte que tan inhumanamente provoca el ser humano a otros seres vivos e inofensivos. No existen palabras para describir las imágenes.
En el documental muestran cómo, descaradamente, esta parte de Taiji es constantemente vigilada por aquellos a quienes no les interesa que el resto del mundo se entere de lo que sucede en esas aguas. Los autores de este proyecto tuvieron que desarrollar todo un operativo para capturar las imágenes del documental y para mostrarle al planeta cómo se está acabando con los delfines.
Pero la situación es aún más grave. El gobierno de Japón es cómplice de una situación absolutamente ridícula y peligrosa. Mientras que quienes abogan por continuar con estas matanzas se defienden diciendo que matar delfines para comer su carne no es una actividad comercial, sino una tradición cultural japonesa, la mayoría de los japoneses ni siquiera saben que la carne de delfín es vendida como alimento en los supermercados. Es decir, no se trata de ninguna tradición, sino de unas personas que masacran a los delfines para lucrarse. Es toda una industria que es asombrosa y silenciosamente apoyada por parques temáticos y por acuarios que tienen delfines en cautiverio para presentar sus shows y cobrar precios absurdos para que las personas naden con los delfines.
La carne de delfín está contaminada con mercurio, lo que significa que es venenosa para el consumo humano. Los mismos delfines son envenenados al alimentarse de peces más pequeños que a su vez han consumido desechos tóxicos que tienen mercurio. Ya anteriormente, en 1956, se presentó el brote de la conocida enfermedad de Minamata, en la ciudad japonesa de ese nombre en la que decenas de personas murieron por intoxicación con mercurio después de comer carne de pescado envenenada, y muchas otras presentaron los síntomas que van desde daño cerebral, ceguera, malformaciones, entre otros. Además, algunos animales del lugar también mostraron algunos síntomas de contaminación. Pero el gobierno japonés, aún sabiendo esto, está permitiendo que se ofrezca a los ciudadanos carne de delfín que se marca como carne de ballena en los supermercados y restaurantes para engañar a los ciudadanos y llevarlos a ingerir alimentos envenenados.
Es toda una cadena de engaños y mentiras que esconde una de las peores masacres de animales de toda la historia. El encargado del tema de la caza de ballenas de Japón ha tenido el descaro de defender esta costumbre con el argumento de que los delfines están comiendo mucho pescado en el mar, lo que perjudica a la industria pesquera, y que, por lo tanto, se debe permitir la caza de delfines para que no se dé esta situación. Esta defensa ha sido calificada como un absurdo biológico y lo único que permite es ver cómo el gobierno japonés pretende defender a toda costa una industria asesina.
Por otra parte, es la industria pesquera la que está acabando con el pescado; el documental presenta una cifra escalofriante: si se sigue pescando al ritmo actual, el abastecimiento de comida de mar podría colapsar totalmente en el año 2046. En 36 años. ¿Vamos a permitir que este absurdo continúe?.
Según comenta Catalina Francor en cartas a la Humanidad, el documental The Cove es imprescindible para que el mundo entero conozca lo que se les está haciendo a los delfines en Taiji con el consentimiento del gobierno de Japón y de la industria de los parques temáticos y los acuarios. Pide que no se pague por nadar con delfines, no promuevan su captura. Es revelador lo que explican en el documental: por lo general los delfines y las ballenas son vistos por los espectadores como si siempre estuvieran felices bajo el cuidado de sus entrenadores. La realidad es que no alcanzamos a percibir el estrés que les produce estar encerrados en tanques a través de los cuales pueden oír la gritería de las personas que están afuera (recordemos la enorme capacidad auditiva de los delfines).
Richard O´Barry, ha sido el Director de este documental que nos lleva directamente al infierno del sabor humano. O´Barry era el entrenador del famoso delfín Flipper, protagonista de una serie televisiva que se hizo famoso en numerosos países. Flipper, que en realidad se llamaba Kathy, cayó enferma y se dejó morir. Richard asegura que se suicidó. “Se que suena descabellado, pero eso es lo que observé. Dejó de respirar por voluntad propia. Murió de tristeza y aburrimiento”. Desde entonces se ha convertido en un fiel defensor de los delfines y contra los delfinarios. Ha conseguido rescatar a varios delfines y llevarlos a la libertad. Mundialmente es famoso por su activismo en la defensa de estos magníficos animales y ahora con el documental “The Cove”, ha dado un duro golpe a los que se aprovechan de la comercialización de estos amigos del hombre, de estos grandes simios del mar que piden desesperadamente nuestra protección. En esta dirección se puede ver parte de esta matanza, como lo hacen y porque. http://www.youtube.com/watch?v=k8_L0QNZ-Hw
LA LUCHA POR SUS DERECHOS
Flipper y la orca Willy, que tras ser protagonista de tres películas “liberad a Willy” y que finalmente fue liberado por la presión de numerosos espectadores y muerto (se llamaba en realidad Keiko) meses después cuando había encontrado la libertad bien merecida; son los iconos, los estandartes de esta nueva lucha que el proyecto Cetáceo Libre dependiente del Proyecto Gran Simio, ha comenzado en España, para unirse con Richard O´Barry en su lucha por cerrar todos los delfinarios y orcarios, que son centros de tortura y engaño. Los derechos de los cetáceos se ha convertido junto con los derechos de los grandes simios y la conservación de su habitáts, en objetivos preferentes de estos grandes defensores de la vida y de la igualdad.
Pero no son locos que buscan soluciones locas, son gente comprometida, amantes de la vida, gentes que rompen la barrera de las especies y buscan la igualdad más allá de la humanidad. Los grandes simios y ahora los cetáceos, son claros eslabones de la dignidad humana, del compromiso con la biodiversidad, de la lucha por los derechos de los animales, dejando de ser objetos para convertirse en sujetos con derechos reconocidos.
No están solos, hay científicos que los apoyan en esta lucha titánica. La Presidenta de Chile ha lanzado un Proyecto de Ley que declara a Chile país como zona libre de caza de cetáceos y no se han quedado ahí. Dos Decretos supremos declaran a las ballenas como Monumento Nacional y prohíben permanentemente la muerte, captura y comercialización de estas especies. Con esta decisión, se convierte en el primer Gobierno del mundo en reconocer por Ley sus tres derechos: a la vida, la libertad y la no tortura. En sus declaraciones afirma que “la protección de las ballenas, es trascendente en sí misma, pero a la vez simboliza algo mucho más profundo: el compromiso de un país, de este gobierno, con la futuras generaciones, con el porvenir del planeta y de las especies que lo habitan”.
Pero hay más. La Ley tipifica el delito de caza de cetáceos. Se prohíbe en Chile dar muerte, cazar, capturar, tener, poseer, transportar, desembarcar, elaborar, comercializar, almacenar o efectuar cualquier proceso de transformación de cualquier especie viva o muerta de cetáceo. Y se establece la pena de presidio para quien viole estas disposiciones. En Chile, no pueden existir delfinarios. Su propietario seria de inmediato detenido por tenencia de cetáceos con fines comerciales. Un ejemplo que nos da Chile al mundo entero, a los países que dicen ser desarrollados y que sólo buscan el beneficio económico sin importarles absolutamente nada y con una sociedad que consiente y calla. Una gran lección que debería seguir la Unión Europea y EE.UU.
La Bahía Shark se encuentra en la zona más occidental de Australia y es a grandes rasgos, una enorme bahía encerrada por penínsulas estrechas y salpicada de numerosas islas. Las condiciones del ecosistema son únicas, dando lugar por ejemplo, a la pradera de hierbas marinas más extensa del mundo, y a la supervivencia de especies perfectamente adaptadas al lugar, como miles de delfines, vacas marinas conocidas como dugongos, o las extrañas formaciones milenarias de estromatolitos.
En Monkey Mía, una zona dentro de Shark Bay, otra curiosidad sucede a diario desde hace cuatro décadas: unos 300 delfines nariz de botella acuden a la costa acostumbrados a alimentarse por los humanos, un contacto único sólo producido en ésta parte del planeta. En la década de 1960, un pescador comenzó a alimentar a los delfines luego de regresar de una jornada de pesca. Lo que fue un simple hábito, con el tiempo se ha convertido en un atractivo para turistas.
Son dos ejemplos vivos de esperanza que contrastan con la otra realidad más cruel, sangrienta e inhumana.
Por ello los defensores de la igualdad han emprendido acciones para liberar a todos los cetáceos cautivos, a los grandes simios del océano. Proyecto Cetáceo Libre te abre al mundo en la defensa de sus derechos, de los que no tienen voz pero que te tienen a ti para tú seas participe de su sueño: la libertad.
PEDRO POZAS TERRADOS
Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio/Proyecto Cetáceo Libre
7 comentarios:
magnífica entrada, Pedro!
aplausos para la Presidenta de Chile y mis más sinceras felicitaciones y admiración a toda esta gente maravillosa que lucha día a día en defensa del respeto, la vida y la libertad.
un fuerte abrazo!
Gracias Patricia una vez más por tu comentario. Como ves hemos extendido los derechos a los cetáceos, los simios del océano y aunque supone doblar el trabajo, creo que merece la pena.
Un beso
Pedro Pozas
Apoyo completamente la iniciativa, y le daré difusión. Los cetaceos están al nivel de los primates.
Gracias Javier por tu apoyo y te agradezco de corazón que lo extiendas y des publicidad.
Un abrazo fuerte
Pedro Pozas
Grcias por el articulo y por preocuparos por los cetaceos, nos habeis informado acerca de una realidad que no todos conocen.
Me encanta el proyecto chic@s, es verdaderamente interesante. Gracias por compartirlo. un abrazo
Gracias Ocean-Free
Una brazo fuerte
Pedro Pozas
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